Hace poco ha salido publicada la nueva edición del Barómetro de la Confianza de Edelman 2020 (Edelman Trust Barometer 2020). Se trata de un informe anual que este año cumple su 20ava edición, y que analiza a nivel global la evolución de la confianza que las personas depositamos en las instituciones, concretamente en el Gobierno, las Empresas, los Medios de Comunicación y las ONGs. El informe se basa en las preguntas hechas a más de 34.000 personas en 28 países, con lo que nos da un buen termómetro del estado de la Confianza a nivel mundial.
Las ONGs en el Barómetro de la Confianza de Edelman 2020
Este año, el barómetro nos aporta un análisis interesante, ya que han hallado que la confianza de las personas se basa en dos variables clave: la percepción sobre la ética de una institución (hace lo que es correcto y trabaja por el bien de la sociedad), y la percepción sobre su competencia (saber hacer).
Para medir el atributo de ética, los encuestados debían responder hasta qué punto estaban de acuerdo con las siguientes afirmaciones:
“Esta institución…
- Se mueve por su propósito.
- Es honesta.
- Tiene visión.
- Es justa.”
Para medir el atributo de competencia, los encuestados debían responder hasta qué punto estaban de acuerdo con la siguiente afirmación:
“Esta institución es buena en lo que hace.”
La sorpresa viene con los resultados. El barómetro revela que ninguna de las 4 instituciones (Gobierno, medios de comunicación, empresas y ONGS) es percibida como ética y competente a la vez.
Las empresas son las que obtienen una mejor puntuación en cuanto a competencia. Por otro lado, las ONGs lideran el ranking del comportamiento ético, con una clara ventaja frente a otras instituciones como el Gobierno (+31 puntos de ventaja) o las empresas (+25 puntos de ventaja).
Este es el gráfico que ilustra este resultado:
Una oportunidad única para cambiar el tercer sector
Más allá de la gravedad del asunto, que debería hacer pensar a todas las instituciones (de forma especialmente sangrante a los Gobiernos y Medios de comunicación, que son percibidos como incompetentes y poco éticos), la realidad es que esto supone una ENORME oportunidad para el tercer sector. ¿Por qué no apostar por que sean las ONGs las que ocupen ese “cuadrante mágico”, de momento vacío, de instituciones que consiguen ganarse la confianza del público por ser percibidas como éticas Y competentes a la vez?
Teniendo en cuenta que las variables de ética tienen 3 veces más impacto que las de competencia a la hora de ganarse la confianza del público (76% vs. 24%. / *Fuente: Edelman trust barometer pag. 24), las ONGs ya tienen ganada la parte más difícil del camino.
Sin embargo, siguen sin ser percibidas como “buenas en lo que hacen”. Claramente la percepción pública acusa la falta de profesionalización del sector. La imagen que muchas personas tienen de las ONGs, y que este barómetro confirma, es algo que de forma coloquial podríamos resumir como “sí, son muy buena gente, tienen muy buenas intenciones, pero no me fío de que sepan usar bien mi dinero, no son profesionales”.
Sabiendo la importancia de las donaciones para este sector, y a la vista de estos datos tan claros, es evidente la necesidad de invertir en cambiar esa imagen de no-competencia. Las organizaciones del tercer sector (independientemente de que sean ONGs, Fundaciones o Asociaciones) tienen que perder el miedo a invertir en si mismas, porque sin inversión es imposible competir hoy día. Es necesario apostar por profesionalizar las ONGs, Asociaciones sin ánimo de lucro, fundaciones, etc, tienen que dar responsabilidad no sólo a voluntarios y “buenas personas con buena intención”, sino a profesionales preparados para gestionar de forma ágil, eficiente y transparente todo lo que la organización haga.
Venciendo esa barrera en la percepción pública y logrando convencer a los “recelosos” de que sus donaciones van a estar en las mejores manos, que su dinero va a ser excelentemente aprovechado hasta el último céntimo allá donde se prometió, y que no se va a perder por una mala gestión. Porque, mira tú por dónde, ahora las ONGs no sólo son “honestas y justas”…ahora también “son buenas haciendo lo que hacen”.
Hay un palabro que a mi me gusta y que resume bien una base de actuación sobre la que deberían trabajar las ONGs: transficencia. Vendría a ser la suma de transparencia en su hacer diario y eficiencia en la gestión de sus recursos.
Organizaciones del tercer sector, os habéis ganado a pulso la confianza de las personas en cuanto a una ética intachable. Es el turno de apostar por la competencia.
Descargar el informe completo del Barómetro de la Confianza Edelman 2020 en PDF